Contar desde el silencio por José Campanari

José Campanari

Campanari es uno de los narradores del Plan de Fomento de Lectura con más de veinte años de experiencia en el mundo de la narración oral.
Contador de historias, escritor, actor, dramaturgo, director teatral… Campanari nos ofrece esta reflexión sobre el silencio, tan necesario para escuchar a los autores como a los narradores que protagonizan las actividades del Plan. Este artículo lo escribió en su blog el 23 de julio de 2010.

Muchas veces pienso en el silencio en el arte de contar de viva voz y me aparecen diferente imágenes.
Las personas pequeñas acompañadas por personas adultas que se quedan al fondo de la sala para comentar sus cosas.
El personal docente pidiendo silencio a voz en grito.
Las cafeteras y las maquinas de hielo o de tabaco en los bares.
La banda de música que estaba programada a la misma hora que mi sesion de cuentos en la feria del libro infantil y juvenil de Buenos Aires, justo en el stand de al lado de donde tenía que contar.
Pienso en el silencio y solo me viene imágenes de ruido. Curioso ¿no?
Pero más allá de los ruidos externos con los que invevitablemente nos encontramos una y otra vez en cada ocasión que vamos a contar a algún lugar, me viene a la cabeza el ruido interior de la persona que cuenta.
Vivimos en un mundo lleno de ruidos que nos rodean y que opacan nuestro silencio.
Vamos en el coche, en el bus o en el tren, pensando en hacienda, en la comida de la familia, en el último mail que recibi pidiendo que ajuste el presupuesto de unas sesiones, en algún familiar que no esta bien. De pronto nos asaltan preguntas como ¿habré apagado el gas? ¿cerré la puerta con llave? ¿devolví la peli a video club?
Y así, con la cabeza llena de pensamientos que nos hacen ruido llegamos al lugar de la sesión y la persona encargada del evento nos recibe y nos cuenta cosas (que no siempre son inherentes a la tarea), nos encontramos con amigos que hace tiempo no vemos y se alegran tanto que no paran de hablar, etc, etc, etc.
Entonces llega el momento de la sesión y empezamos a contar con la cabeza llena de sonidos de todo tipo. Claro que para poder hacerlo estimulamos o incluso exigimos el silencio de los asistentes.
A estas alturas pienso que lo primero es encontrar el silencio propio, quitar de la cabeza todas aquellas cosas que nos hacen ruido, despejarla para que las historias tengan su propia sonoridad, sin interferencias de ningún tipo.
Quizas, si contamos desde el silencio las palabras salen más suaves, mas tranquilas, mas relajadas y poco a poco nuestro silencio se apodera del lugar, llega a los demas y limpia un poco esos ruidos con los que cada una de las personas presentes vino de su casa.
Ahora me quedo en casa, apago la música, apago el ordenador, y escucho el suave sonido del silencio que me rodea (que es un poco ruidoso, pero silencio al fin)
Shhhh

José Campanari

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